En este capítulo veremos uno de los días más duros que nos toco experimentar en el parque, la escasez de líquido se tornó amenazante faltando muchas horas de rueda, los morichales fueron nuestros salvavidas en esta etapa. El desgaste fue implacable y nos obligo a refugiarnos en una hacienda llamada la Guacamaya, que por milagro o mera casualidad divisamos en plena marcha. La opción era entrar allí o pernoctar en la llanura, entendiendo que a la intemperie no obtendríamos líquido quien sabe hasta cuándo. La segunda oferta fue la elegida por todos, asumiendo el riesgo de entrar en propiedad privada en plena noche y sin saber a dónde llegaríamos. Acá nos recibieron con una escopeta y los ánimos se tornaron muy tensos y peligrosos. Este hecho no pudimos filmarlo por lo limitado de la cámara que utilizábamos (Go Pro), pero superado el incidente y manejándolo cual embajadores en guerra, pudimos revertir la situación y hacernos amigos de los propietarios que al entender de donde veníamos y que buscábamos, nos dieron el mejor de los recibimientos posibles.
0 Comentarios