La Historia de una aventura llena de Gente buena y bicicletas montañeras.
No
deja de sorprendernos que cada vez que nos toca contarles nuestras
experiencias resulte difícil si calificarla como la mejor o entre las
mejores de nuestras travesías .Para no igualarla o situarla en
condición de ventaja ante las otras, pudiésemos denominarla como “una
aventura valiosa”, ya que nos dejo repletos de momentos gratos, nos hizo
fortalecernos como grupo y aprender a superar momentos adversos en
condiciones de mucha tensión.
Llevar a cabo este reto
implicaba una aguda navegación y sentido de la responsabilidad, tan
simple como que nos enfrentaríamos a grandes extensiones de terreno
repletos de fauna silvestre, ríos profundos abundantes en rayas,
anacondas y caimanes, calor inclemente y escasa agua, argumentos que nos
planteaban un desafío de dimensiones épicas.
La
coordinación de tal empresa requirió de la búsqueda de información y
logística propias de la zona, que por fortuna y gracias a nuestro equipo
de planificación dimos y contamos con el apoyo del personal del hato Masaguaral dirigido por el gran amigo y colaborador José Gregorio Acosta
cuya invaluable labor es digna de ejemplo para todos aquellos que nos
interesamos por cuidar el ambiente, promover la conservación y realizar
actividades deportivas de bajo impacto en pro de la biodiversidad y la
naturaleza, que sumándose a nuestra campaña, facilito en gran medida el
éxito de nuestra travesía.
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No
podríamos continuar nuestra historia sin aprovechar este espacio
enfunción de multiplicar las cosas buenas que se hacen en nuestro país,
por ello quiero hablarles del hato Masaguaral, en el cual, durante los últimos
65 años se han experimentado con prácticas de producción agropecuaria,
conservación de la biodiversidad, investigación científica y
concienciación ambiental; participa en el proyecto oficial del
Ministerio Popular para el Ambiente de zoocría del “Caimán del Orinoco”
(Crocodylus intermedius), una especie en peligro de extinción, con el
fin de reforzar sus poblaciones naturales. Además participa en el
levante de neonatos de Tortuga Arrau (Podocnemis expansa) y Terecay
(Podocnemis unifilis), también amenazadas.
Es importante
resaltar que Masaguaral no es un lugar destinado al turismo, pero si
apoya a todas aquellas iniciativas que contribuyan a desarrollar
actividades, y aptitudes ambientalmente responsables, lo que permite
definir este espacio como: científico, educativo y social.
Día 1:
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Con
algo de terreno rodado, la tarde fue cayendo, buscábamos el famoso Pozo
Azul para acampar a su orilla, pero fue en su búsqueda cuando nos
topamos con un residente que transitaba vía Las Mercedes del Llano que
muy amablemente nos explico que el famoso pozo estaba derrumbado y
hecho pantano, que en ese caso nos desviáramos a el paso del burro que
según él era de atractivo turístico y quedaba solo a 20 minutos de ahí.
De esta forma y acatando el consejo, desviamos la ruta confiados en
llegar pero por el contrario llegamos a una red de caminos entrelazados
que nos extraviaron por más de tres horas y causaron que la noche se nos
encimara y acampáramos en un lugar desconocido bajo dos arbustos de Chaparro
que cuales sabuesos buscamos entre la sabana oscura hasta hallar el
adecuado y lo suficientemente grande para soportar el peso de siete
hamacas. La noche fue lenta, el frio inclemente, casi nadie durmió a
causa de la brisa, sin mentir la peor noche de todas.
.
Días 2:
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Rodamos unos 70 Km aproximadamente, cruzamos y bebimos agua del río Yagrumito y San José,
bajo calor inclemente debimos hacer paradas obligadas todos los días
desde medio día hasta las 2 pm aproximadamente ya que el sol nos
recalentaba y era necesario resguardarnos en la sombra.
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.
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Al
amanecer estábamos rodeados de chivos, gallinas, perros, cochinos,
pavos etc, todos libres de caminar por esos espacios; el bramar de las
vacas esperando el ordeño era notorio. Avanzaba la mañana y nos dieron
arepitas con queso de allí mismo, además conocimos un vino exquisito
hecho de la pepita de una palma llamada Píritu, almacenada en botellas de refresco que hervían en espuma al destaparlas, sinceramente el vino más sabroso que he bebido.
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Día 4:
Salimos
de madrugada sin poder despedirnos como debíamos de la familia del Sr.
Roberto, era fresquito, sin calor y con una brisita suave, el mejor
clima para rodar largo, pedaleamos y pelamos el primer cruce de unos 7
que seguían, nos perdimos un par de horas y retomamos el rumbo de nuevo,
llegamos cansados a la Riviera del rio Guariquito y así afortunadamente a la casa de los amigos pescadores (Pepe Rivero y José Támes ),quienes
casi a punto de salir nos brindaron su bote para pasar el rio por casi
30 minutos río abajo con el bicicletero encima y todos nosotros dentro.
Las fotos y caras de satisfacción eran evidentes, ya casi teníamos la
travesía completada.
Desembarcamos en La Iguanita, nombre
que le dieron a un paso de rio frecuentado por los pescadores y punto de
inicio para la vía directa a Cazorla. Pedaleamos por un arenal
terrible, en cuyos tramos hubo que bajarse a caminar por la
imposibilidad de pedalear, así entre rueda y pie, conocimos dos fundos
más uno llamado El Guásimo (Rafael López y Familia) y el otro La Favorita (Soraida Delado y Antonio Peña, el Cacho),
todos con gente de excelente calidad humana y por si fuera poco el
respectivo sancochito jejeje, que con unos km adicionales y con la
barriga llena de sopa culminamos en Cazorla.
Es
Así como entre vivencias, cansancio, sed y gente maravillosa,
completamos nuestra travesía por el estado Guárico cubriendo mas de
180km de pura experiencias gratas. Agradecemos a Masaguaral y a nuestro equipo de logística por todo el esfuerzo dado para que este proyecto que nació de una idea, hoy sea una realidad.
Hasta lapróxima aventura
Por: Sherandoe Montilla
ecohatillomtb@gmail.com
@ecohatillomtb
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